Tal vez el mayor mérito histórico de Marx consiste en haber forjado la ciencia que trata de las leyes más generales que rigen el desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano, esto es, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Con ello mostró el camino no sólo para la comprensión del mundo, sino también para su transformación por la vía revolucionaria.
Carlos Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Treveris, una antigua ciudad medieval enclavada en la Prusia renana. En el siglo X fue, con Roma, uno de los centros de la cristiandad. Su padre, Enrique Marx, era un abogado de origen judío, culto y libre de prejuicios religiosos que admiraba la filosofía del siglo XVIII y enseñó a su hijo a leer las obras de librepensadores como Locke, Diderot, Voltaire pero sobre todo Kant. l padre de Marx, que desde hacía mucho tiempo no practicaba, seguía siendo judío, se convirtió en 1824 al cristianismo para escapar a la descriminación que sufrían los judíos tras la reincorporación de Renania a Prusia. Por su parte, Marx escribió el 13 de marzo de 1843 en una carta a Arnold Ruge: La religión israelita me inspira repulsión.
Nadie como Marx puso a la sociedad por delante del Estado, dando la vuelta al pensamiento hegeliano y enfrentándose luego a Lassalle a causa de la veneración de éste por el Estado.
Las ideas científicas y políticas de Marx cristalizaron en una época en que en Alemania y otros países de Europa maduraban importantes acontecimientos históricos. El fortalecimiento del capitalismo en los países de Europa occidental llevaba a la agudización de la lucha de clases, al impulso de los movimientos democrático-burgueses y de liberación nacional. Si bien espontánea e inconscientemente, el proletariado se rebelaba ya contra la opresión capitalista, haciendo su entrada en la escena histórica. En la Alemania atrasada y semifeudal, fraccionada económica y políticamente, donde las masas trabajadoras sufrían un doble yugo -el de los vestigios del feudalismo y el del capitalismo naciente- maduraba la revolución democrático-burguesa.
En la Universidad de Berlín, Marx leyó de todo pero estuvo muy influido por el pensamiento de Hegel que, convenientemente manipulado, era la doctrina oficial del Estado prusiano. Hegel había muerto en 1831 y no era en absoluto responsable del modo en que quienes decían ser sus herederos, retorcían sus postulados, especialmente aquel de que todo lo real es racional.
Cerrada la vía de la docencia, Marx se lanzó al periodismo, que era una forma de agitación política desconocida hasta entonces en Alemania. Desde abril de 1842 empezó a colaborar con la Gaceta Renana que convirtió en una tribuna para propagar las ideas avanzadas y luchar contra la reacción política y el oscurantismo.
En el periódico Marx empezó a caer del cielo a la tierra, de lo abstracto a lo concreto. Su puesto de observación le permitió conocer de cerca la situación de los trabajadores. El contacto directo con la lucha de las amplias masas de Alemania y su conocimiento del movimiento obrero de otros países influyeron grandemente en el joven Marx y le hicieron comprender la necesidad de profundizar sobre problemas nuevos para él, los problemas económico-sociales. La aparición de una nueva clase, el proletariado, en la palestra de la lucha hizo que Marx sintiese curiosidad por las publicaciones socialistas que habían aparecido en Inglaterra y Francia. Engels dice que Marx le habló posteriormente más de una vez de que el estudio de la ley sobre la tala ilícita y de la situación de los campesinos de Mosela le indujeron a pasar de la política a la economía y, de este modo, al socialismo. Como correspondía a un demócrata revolucionario, en una serie de artículos, Marx asumió la defensa de los intereses materiales de las masas populares. Aquí se perfila el paso de Marx del idealismo al materialismo y de la democracia revolucionaria al comunismo. Pero aún faltaba un trecho.
Gracias a Marx, la Gaceta Renana fue adquiriendo una orientación democrática y revolucionaria. El gobierno de Prusia estableció una rigurosa censura sobre el periódico, asustado por el rápido aumento de su influencia. Bajo la dirección de Marx se triplicó el número de suscriptores, alcanzando los tres mil, un número alcanzado por muy pocos periódicos en Alemania. Los artículos que superaban la censura eran reproducidos por otros medios y se citaban elogiosamente. Estaba a punto de convertirse en el periódico más importante de Alemania cuando en enero de 1843 el gobierno dispuso su suspensión a partir del 1 de abril del mismo año después de haberse publicado unos artículos subversivos, entre ellos uno de Marx sobre los sufrimientos de los viñadores de la región del Mosela.
Antes de salir de Alemania, Marx contrajo matrimonio con Jenny von Westphalen, amiga suya desde la infancia, a la que se había prometido siendo estudiante. Pasó el verano y el otoño de 1843 en Kreuznach, muy cerca de Treveris, donde inició la redacción de la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, publicada en los Anales Franco-Alemanes en 1844 y de la que se conserva el manuscrito inconcluso
Marx no sólo comienza a interpretar con un criterio materialista los fenómenos sociales, sino que desarrolla la concepción materialista del mundo que, antes de él, era mecanicista y metafísica. Basándose en el materialismo, Marx afirma que una teoría no puede prender en las masas más que cuando refleja sus necesidades cotidianas y sus intereses vitales.
En la Contribución a la crítica de la filosofía del Derecho de Hegel, Marx señaló por primera vez al proletariado como única clase revolucionaria capaz de conseguir la emancipación social no sólo de sí misma, sino de todas las clases de la sociedad. Además, por primera vez, identifica al proletariado como el motor de la revolución y demuestra que es una clase que, por su situación, puede y debe ser la portadora de la teoría revolucionaria, de la filosofía avanzada: Del mismo modo que la filosofía encuentra en el proletariado su arma material, así también el proletariado encuentra en la filosofía su arma espiritual. ¿Dónde reside la posibilidad real de la emancipación humana universal?
El pensamiento de servir a la humanidad, expresado ya por él en la escuela, toma ahora un carácter revolucionario más concreto y eficaz.
Aunque valoraba altamente los méritos de Feuerbach, Marx señaló la limitación e inconsecuencia de su materialismo. A diferencia de Feuerbach, Marx trataba de elaborar una concepción materialista consecuente, que no sólo abarcara la naturaleza, sino también la sociedad.
Aunque defendía el sufragio universal y la república democrática como importantes conquistas políticas, Marx consideraba al Estado –incluso al Estado burgués con su parlamento- como una institución transitoria que expresaba la alienación de la sociedad humana. Defendía que el sufragio universal y la democracia anunciaban la superación del Estado e incluso de la sociedad capitalista: En el Estado político abstracto, la reforma del derecho de voto es una disolución del Estado, pero también la disolución de la sociedad civil. De forma embrionaria en 1843 perfilaba ya el objetivo final que ha animado al movimiento comunista en toda su historia: el desaparición del Estado.
En febrero de 1848 apareció en Londres el Manifiesto Comunista, obra inmortal de Marx y Engels. En este documento programático del comunismo científico, se hizo por vez primera una exposición concisa de la teoría revolucionaria. El Manifiesto está todo él consagrado a fundamentar científicamente la inevitabilidad histórica de la destrucción del capitalismo y su sustitución a consecuencia de la revolución, por una nueva sociedad, por la sociedad sin clases.
Termina el Manifiesto del Partido Comunista con un llamamiento a la revolución: Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.¡Proletarios de todos los países, uníos!
Al fundarse la Internacional recayó sobre Marx un enorme trabajo político de partido. Tenía que trabajar de noche para escribir El Capital. Su organismo no pudo soportar tal tensión y Marx comenzó a enfermar cada vez más a menudo.
A fines de 1865, Marx terminó el borrador de El Capital. Pero, al empezar la preparación del primer tomo para la imprenta, volvió a redactar el manuscrito, reduciéndolo. En abril de 1867, Marx llevó personalmente el manuscrito a Hamburgo para entregarlo al editor. El 5 de mayo del mismo año, el día de su natalicio, recibió la primera prueba.La muerte de Carlos Marx puso término a su trabajo en El Capital. Los manuscritos que dejó necesitaban una redacción suplementaria. Esta tarea recayó sobre Federico Engels, quien realizó un inmenso trabajo, preparando para la imprenta el segundo tomo en 1885 y el tercero en 1894. Hablando de estos dos volúmenes, Lenin señalaba que eran obra común de Marx y Engels. Debía servir de broche a la grandiosa obra económica de Marx un cuarto tomo, con la historia crítica de la cuestión central de la economía política: la teoría de la plusvalía. Después de morir Carlos Marx, Engels pensaba redactar el manuscrito para editarlo aparte, como tomo IV de El Capital. Sin embargo, Engels no pudo cumplir su propósito, y dicho trabajo no vio la luz hasta después de la muerte de Engels, apareciendo en 1905-1910, editado por Kautsky, con el título Teoría de la plusvalía.
El Capital es una creación inmortal que coronó la actividad científica de Marx. La doctrina económica de Marx constituyó una verdadera revolución en la economía política. Tan sólo un teórico libre de la limitación y los prejuicios egoístas de las clases dominantes, de las clases explotadoras, podía someter a una auténtica investigación científica la anatomía de la sociedad capitalista, es decir, su economía.
Al poner al desnudo el mecanismo de la explotación capitalista, Marx descubrió la verdadera fuente de la plusvalía, que consiste en la apropiación del trabajo no pagado del obrero por la clase de los capitalistas. La plusvalía es la diferencia entre el valor creado por el trabajo del obrero y el valor de su fuerza de trabajo, es decir, el valor de los medios de vida necesarios para el obrero y su familia. La teoría de Marx acerca de la plusvalía descubrió el secreto de la explotación capitalista, cuidadosamente enmascarado. Después de la creación de la teoría materialista sobre las leyes del desarrollo de la sociedad humana, la teoría de la plusvalía fue el segundo y más grande descubrimiento del genial teórico del proletariado
Al final de sus años: con enfermedades constantes y en condiciones económicas muy apremiantes. En veinte años de vida en el destierro de Londres se produjeron no pocos cambios en la familia de los Marx. Crecieron Jenny y Laura; en 1870 cumplíó 15 años Eleanor. Las tres hijas de Marx brillaban por sus dotes y capacidades, por su inteligencia. Era propio de ellas la solidaridad por los oprimidos y el deseo de contribuir a su lucha emancipadora. La hija mayor de Marx estudió con entusiasmo la historia del movimiento obrero y las ciencias sociales. Laura se hizo una excelente traductora: tradujo varias obras de su padre, entre ellas el Manifiesto Comunista, al francés.
A Marx le gustaba el vino, lo que es natural en quien había nacido en Mosela, la Rioja alemana. También tenía pasión por el tabaco. Él mismo decía, a modo de broma, que El Capital ni siquiera le había dado para pagar el tabaco que se había fumado preparándolo. Además, como no tenía dinero, fumaba un tabaco infecto, y de este modo acortó considerablemente su vida y contrajo la bronquitis crónica que tanto le hizo sufrir durante sus últimos años.
La muerte de su esposa, ocurrida el 2 de diciembre de 1881, fue un tremendo golpe para él, y Marx empeoró mucho de salud. El viaje que hizo a Argelia y al sur de Francia para curarse una pleuritis y la vieja bronquitis que le aquejaba no le reportó ninguna mejoría. Al poco tiempo, una nueva desgracia se abatió sobre él: murió Jenny, su hija mayor, esposa del socialista francés Carlos Longuet y madre de cinco hijos, que eran los favoritos de Marx. No pudo soportar esos dos golpes extremadamente dolorosos. Algo tosco por naturaleza, Marx, por extraño que parezca, quería mucho a su familia.
En enero de 1883, Marx volvió a caer gravemente enfermo, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente. El 14 de marzo, al pasar de su dormitorio al despacho, Marx se dejó caer en un sillón y se durmió apaciblemente para siempre. Estaba a punto de cumplir 65 años.
El sábado 17 de marzo de 1883, Marx fue enterrado en el cementerio de Highgate en Londres. Engels pronunció sobre su tumba un discurso, hablando de la hazaña de Marx como sabio y como revolucionario, de su lucha abnegada y heroica por la causa proletaria, por un futuro mejor para toda la humanidad. Engels concluyó el discurso con estas palabras: ¡Su nombre y su obra vivirán a través de los siglos!
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