Era Víctor, aunque le vi delgado y demacrado. ¿Qué te han hecho para consumirte así en una semana? Tenía los ojos abiertos y parecía mirar de frente con intensidad y desafiante, a pesar de una herida en la cabeza y terribles moratones en la mejilla. Tenía la ropa hecha jirones, los pantalones alrededor de los tobillos, el jersey arrollado bajo las axilas, los calzoncillos azules, harapos alrededor de las caderas, como si hubieran sido cortados por una navaja o una bayoneta… el pecho acribillado y una herida abierta en el abdomen… las manos parecían colgarle de los brazos en extraño ángulo, como si tuviera rotas las muñecas.. pero era Víctor, mi marido, mi amor. En este momento también murió una parte de mí. Sentía que una buena parte de mí moría mientas permanecía allí, inmóvil y callada… incapaz de moverme, de hablar.

Joan Jara, Víctor Jara, un canto truncado.