30 noviembre, 2010

Violencia Maculina - Taller


A pesar de los programas, proyectos, iniciativas de política pública, instituciones oficiales o no y los kilos de papel con discursos sobre el tema de violencia hacia las mujeres, esta no disminuye y mas aún: lejos, muy lejos, se encuentran los interesés/preocupaciones de la inmensa mayoría de la población masculina, lo cual queda demostrado -como un sencillo "botón de muestra"- en su casí nula presencia en los eventos sobre el tema.

La violencia hacia las mujeres no solo es aquella que se da en la relación afectiva, amorosa, sexo-amorosa-afectiva y conyugal, o no conyugal. La violencia hacia las mujeres es aquella que viven, padecen, soportan, sufren las mujeres en su entorno familiar, pero también en el laboral, social, cultural, escolar, institucionales, de amistades o en la calle/transporte y espacios públicos/ a manos de algún desconocido. La violencia puede llegar de algún varón conocido y muy cercano (como su propia pareja o padre), hasta por parte de un hombre desconocido.

Los valores, ideas, mitos y mandatos sociales que van estructurando y conformando la masculinidad, en diferentes etapas del desarrollo de los hombres, aunque con algunos maticies o "atenuenates", siguen en la actualidad manteniéndose, reciclándose y permeando la subjetividad de una gran mayoría de varones. Se dan resistencias para acatar al pie de la letra esos "ejes rectores" de la masculinidad, sin embargo la inercia y el peso social para actuar como "verdadero hombre", siguen siendo las rectoras en el accionar masculino. Esto conforma en la mayoría de hombres una visión-percepción patriarcal-machista, sean del signo político que sean (en esto los de izquierda o mas allá de la izquierda, no se distinguen de los del "centro" o de la derecha), tengan o no licenciaturas y doctorados terminados (el nivel escolar solo es para agregarle a la violencia algún intento intelectual de justificación).

La masculinidad hegemónica, cubre a "leídos" y no "leídos"; permea a activistas y a indiferentes sociales, a hombres con lana y a los que de plano andan "sin un clavo" en la bolsa; influye a varones sensibles a las manifestaciones de arte, como a los fans del futbol o admiradores de algún luchador/teórico social.

La lucha contra la violencia de género, contra la violencia masculina hacia las mujeres, atravieza por la descontrucción/desarticulación de los "ejes" que estructuran a la masculinidad hegemónica. Aún hay mucho por hacer, en prácticamente todos los aspectos del quehacer social.

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