Hace solo unos meses, el 26 de julio de 2010, Lucius Walker, líder de la organización norteamericana Pastores por la Paz, en un encuentro con intelectuales y artistas cubanos, me preguntó cuál sería la solución para los problemas de Haití.
Sin perder un segundo le respondí: En el mundo actual no tiene solución, Lucius; en el futuro del que estoy hablando sí. Estados Unidos es un gran productor de alimentos, puede abastecer a 2 000 millones de personas, tendría capacidad para construir casas que resistan a los terremotos; el problema es la forma en que se distribuyen los recursos. Al territorio de Haití hay que restituirle otra vez hasta los bosques; pero no tiene solución en el orden actual del mundo.
En el caso especial de Haití, el terremoto deshizo las redes de una y otra donde estas existían, y millones de personas viven en casas de campaña que muchas veces carecen incluso de letrinas, y todo se mezcla.
La epidemia que afectó nuestro hemisferio en 1991 fue el vibrión colérico 01, biotipo El Tor, serotipo Ogawa, exactamente el mismo que penetró por Perú aquel año.
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Es de suma importancia evitar que la epidemia se extienda a otros países de América Latina y el Caribe, porque en las actuales circunstancias causaría un daño extraordinario a las naciones de este hemisferio.
Se impone la necesidad de buscar soluciones eficientes y rápidas a la lucha contra esa epidemia.
Hoy se tomó la decisión por el Partido y el Gobierno de reforzar la Brigada Médica Cubana en Haití con un contingente de la Brigada Henry Reeve
, compuesto por 300 médicos, enfermeras y técnicos de la salud, que sumarían más de 1 200 colaboradores.
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