30 agosto, 2011

Carta de Javier Sicilia al Subcomandante Marcos

México D.F., 29 de agosto de 2011.- Querido Subcomandante Marcos:Mil gracias por las líneas que le dedica al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en su tercera carta a Don Luis Villoro. Las hemos leído con el detenimiento de quienes están abiertos a la escucha. Desde ese detenimiento y esa escucha queremos darle las gracias por su profunda humildad y solidaridad con el Movimiento y decirles que a sus muertos, como Dionisio-Chiapas y Mariano, hacedores de paz, los llevamos con todos los dolores en nuestro corazón. Queremos decirles también que aunque no nos entiendan, aunque lo nuevo –esa capacidad para tratar de hacer la paz incluso con nuestros adversarios, porque creemos que los equívocos de un ser humano no son el ser humano, sino una alienación de su conciencia que hay que transformar mediante la paciencia del amor— los desconcierte, compartimos los mismos anhelos y esperanzas, las de “un mundo en el que quepan muchos mundos”.

La paz, querido Subcomandante, es, como decía Gandhi, “el camino”, un camino que sólo se hace con todas y todos. Ustedes, hace 17 años, al lado de la sociedad civil, nos lo enseñaron no sólo al visibilizar y dignificar el pasado negado y humillado de nuestra tradición indígena, sino también cuando, a partir de la escucha y del dialogo, abrieron el debate de lo que, en medio de la crisis de las instituciones, podría ser una nueva esperanza de reconstrucción de la nación: las autonomías.

Por desgracia, el poder, que es ciego; los intereses, que no escuchan los latidos del corazón de la historia, y el egoísmo, esa forma atroz del yo que rompe los vínculos con los otros, no los escucharon –cambiar el corazón del poder es siempre largo y doloroso–. La consecuencia es la espantosa emergencia nacional que vive actualmente el país, cuyo epicentro, como una ironía de la sordera, se encuentra en Juárez, en la frontera norte del país.

Hoy la guerra ha desgarrado los cuatro partes de México (el norte, el sur, el este y el oeste), pero también, en la visibilización de nuestros dolores –que son muchos y cada vez mas– de nuestros rostros, de nuestros nombres y de nuestras historias, nos ha unido para –en la paz del amor, que nos lleva a caminar, abrazando dolores, y a dialogar, buscando trastornar la conciencia de los poderosos—encontrar ese yo plural, ese nosotros, que nos han arrebatado. Ello sólo ha podido nacer del corazón, de la solidaridad y de la esperanza, es decir, de la gran reserva moral que hay todavía en la nación y de la cual ustedes forman una de sus más hermosas partes. Hoy, más que nunca, creemos que sólo en la unidad nacional de esa reserva –que no sólo está abajo, sino también arriba y a los lados, en todas partes– podemos detener la guerra y encontrar entre todos el camino de la refundación nacional.

México, querido Subcomandante, es un cuerpo desgarrado, un suelo fracturado, que hay que recomponer como un cuerpo y una tierra sanas en las que –como todo cuerpo y toda verdadera tierra– cada una de sus partes, cuando se armonizan y se cultivan en el bien, son tan necesarias como importantes.

Caminar, dialogar, abrazar y besar –esas cuatro maneras que encontramos en nuestra historia hecha del mundo indígena y del mundo occidental— son las formas que asumimos no solo para acompañar a otros y a otras, sino para encontrar el camino perdido y hacer la paz. Caminar, es ir al encuentro de los otros; dialogar es desnudar, estremecerse, iluminar la verdad –que al principio escuece, pero después consuela–; abrazarse y besarse es no sólo hacer la paz, sino también romper las diferencias que nos dividen y enfrentan.

Hace algunos años unos amigos fundamos una revista –espero tenga en sus manos algunos ejemplares–: *Conspiratio*. El nombre viene de la primera liturgia cristiana, donde había dos momentos altos: la *conspiratio* y la *comestio*. El primero se expresaba mediante un beso en la boca. Era una co-respiración, un intercambio de alientos, un compartir el espíritu, que abolía las diferencia y creaba una atmósfera común, una verdadera atmósfera democrática –quizá de allí derivo el sentido que la palabra conspiración tiene en nuestra época; quizá el imperio romano, un imperio, como todo imperio, espantosamente estamentado, decía, “quienes son estos que conspiran y ponen en peligro el poder”–. Cuando besamos y abrazamos creamos esa atmósfera común, una atmósfera –es la realidad de cualquier atmósfera– inestable, que rápidamente puede desaparecer, pero no por ello falsa. Es un signo de lo que anhelamos y que repentinamente, en el amor, aparece lleno de gratuidad como la vida misma. Así, caminar, dialogar abrazar y besar es hacerlo, desde nuestro dolor, por y para nuestros muertos –a quienes olvidamos darles ese amor–, por y para nuestros jóvenes, nuestros niños y niñas, nuestros indígenas, nuestros migrantes, nuestros periodistas, nuestros defensores de derechos humanos, nuestros hombres y mujeres, es decir, por y para todos. Es, de alguna manera, evitar que la indolencia, la imbecilidad y la miseria del alma, nos condenen a todos a la muerte, a la corrupción y al olvido.

Como usted dijo bien al referirse al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad –una frase que también empleo hace años en relación con el zapatismo–: “Podrán cuestionar los métodos, pero no las causas”. Es por ellas, por esas causas, que detener la guerra es tarea de todos y de todas.

Hagámonos cargo de lo que hoy es México, hagámonos cargo del dolor y del perdón, tomemos el camino de la paz y dejemos el juicio a la historia.

Nos vemos en el sur, querido Subcomandante. Mientras llegamos con la lentitud del andar y el dolor a cuestas, le mandamos a usted y a los compas un gran beso, ese beso con el que nuestro corazón no cesa de abrazarlos.

Desde el Arca, cerca de las montañas de Vercors.

27 de agosto de 2011, 5 meses después de los asesinatos de Juanelo, Luis, Julio y Gabo.

Por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

Paz, Fuerza y Gozo

Javier Sicilia

26 agosto, 2011

TAL VEZ… carta del Sub Marcos a Don Luis Villoro

TAL VEZ…(Carta Tercera a Don Luis Villoro en el intercambio sobre Ética y Política)
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONALMÉXICO.
Julio-Agosto del 2011.


Para: Don Luis Villoro.

De: SupMarcos.


Don Luis:
Reciba los saludos de tod@s nosotr@s y un abrazo fuerte de mi parte. Esperamos que se encuentre mejor de salud y que la pausa en este intercambio haya servido para intentar nuevos planteamientos y reflexiones.


Aunque la realidad actual parece precipitarse en forma vertiginosa, una reflexión teórica seria debería ser capaz de “congelarla” un instante para así descubrir en ella las tendencias que nos permitan, revelando su gestación, ver hacia dónde va.


(Y hablando de la realidad, recuerdo que fue en La Realidad zapatista desde donde le propuse a Don Pablo González Casanova un intercambio: él debía hacerme llegar una paquete de galletas Pancrema, y yo debía enviarle un supuesto e improbable libro de teoría política (por llamarlo de alguna forma). Don Pablo cumplió, y el dilatado andar de nuestro calendario me ha impedido cumplir con mi parte del intercambio… todavía. Pero creo que en lluvias próximas habrá más palabras).


Como tal vez se ha ido insinuando en nuestra correspondencia (y en las letras de quienes, generosos, se han adherido a este debate), la teoría, la política y la ética se entrelazan de formas no muy evidentes.


Ciertamente no se trata de descubrir o crear VERDADES, ésas piedras de molino que abundan en la historia de la filosofía y de sus hijas bastardas: la religión, la teoría y la política.
Creo que estaríamos de acuerdo en que nuestro empeño apunta más hacia tratar de hacer “saltar” las líneas no evidentes, pero sustanciales, de esos quehaceres.


“Bajar” la teoría al análisis concreto es uno de los caminos. Otro es anclarla en la práctica. Pero en las epístolas no se hace esa práctica, si acaso se da cuenta de ella. Así que creo que debemos seguir insistiendo en “anclar” nuestras reflexiones teóricas en los análisis concretos o, con más modestia, tratando de acotar sus coordenadas geográficas y temporales. Es decir, insistir en que las palabras se dicen (se escriben, en este caso) desde un lugar y en un tiempo específico.
Desde un calendario y en una geografía.I. El espejo local.El año del 2011, Chiapas, México, el Mundo.


Y en estos calendario y geografía, acá seguimos atentos a lo que pasa, a lo que se dice y, sobre todo, a lo que se calla.


En nuestras tierras seguimos en resistencia. Siguen las agresiones en contra nuestra provenientes de todo el espectro político. Somos un ejemplo de que es posible que todos los partidos políticos tengan un mismo objetivo. Auspiciados por los gobiernos federal, estatal y municipales, todos los partidos políticos nos atacan.


Previa a cada agresión o después de ella, hay una reunión entre funcionarios gubernamentales y dirigencias “sociales” o partidarias. Se habla poco en ellas, sólo lo necesario para acordar el precio y la forma de pago.


Aquellos que critican nuestra posición zapatista de que “todos los políticos son iguales”, deberían darse una vuelta por Chiapas. Aunque es seguro que dirán que es algo estrictamente local, que eso no pasa a nivel nacional.


Pero en la clase política chiapaneca se repiten, con sus toques autóctonos, las mismas rutinas ridículas de los tiempos preelectorales.


Hay ajustes de cuentas internos (al igual que en las bandas criminales), que en la clase política se disfrazan de “justicia”. Pero en todas partes se trata de lo mismo: dejar libre el camino al elegido en turno. Todo lo que pasa abajo se tacha de ser un complot de uno o varios rivales. Todo lo que pasa arriba se deforma o se calla.


Con la política mediática de pago de elogios, cuando se trata de Chiapas no hay ninguna diferencia entre la prensa de la capital del país y la de la capital estatal.


¿Alguien puede hablar seriamente de justicia en Chiapas cuando sigue libre uno de los responsables de la matanza de Acteal, de nombre Julio César Ruiz Ferro? “Mi presidente no te preocupes, deja que se maten, yo voy a mandar la seguridad pública para que levanten a los muertos”, respondió el entonces gobernador de Chiapas, Julio César Ruiz Ferro, a Jacinto Arias Cruz, alcalde de Chenalhó, quien le advertía sobre un inminente enfrentamiento en Acteal el 19 de diciembre de 1997. (María de la Luz González, El Universal. 18 de diciembre del 2007).


¿Y qué decir de “El Croquetas” Roberto Albores Guillén, responsable de la matanza de El Bosque, además de haber erigido un imperio de crímenes y corruptelas que ahora le permiten jugarle a trasmano a Juan Sabines Guerrero y a su “gallo”, el coleto Manuel Velasco, para volver a la gubernatura de Chiapas? (hablando de “gallos”, ¿alguna vez el lopezobradorismo dará cuentas por haber ayudado a reciclar a lo peor de la política priísta chiapaneca?)
Ah, la vieja rivalidad entre las vetustas clases políticas de Comitán, San Cristóbal de Las Casas y Tuxtla Gutiérrez (por cierto, sus antecedentes se pueden encontrar en el libro de Antonio García de León, “Resistencia y utopía: memorial de agravios y crónicas de revueltas y profecías acaecidas en la Provincia de Chiapas durante los últimos quinientos años de su historia” en la editorial ERA de la entrañable Neus Espresate).


Mientras proliferan los barruntos de una tormenta en la política del Chiapas de arriba, Juan Sabines Guerrero parece seguir empeñado en la línea que tantos fracasos le dio antes al “Croquetas” Albores: alentar a grupos, paramilitares y no, para que agredan a las comunidades zapatistas; solapar el auge de mafias criminales con o sin coartada de partido político; mantener la impunidad para l@s cercan@s; la simulación como programa de gobierno.


Una prensa, local y nacional, bien “aceitada” con dinero, no alcanza a ocultar, con el disfraz de unanimidad, la guerra intestina en la política de arriba.


Sobre todo esto, baste con señalar lo siguiente: hace tiempo que las reglas internas de la clase política están rotas. Los encarceladores de ayer son los encarcelados hoy, y los perseguidores de hoy serán los perseguidos mañana.


No es que no se hagan “acuerdos”, sino que ya no tienen capacidad de cumplirlos.
Y una clase política que no cumple con sus acuerdos internos es un cadáver esperando sepultura.


No, la clase política de arriba no entiende nada. Pero sobre todo no entiende lo fundamental: su tiempo se ha terminado.


Gobernar dejó de ser un oficio político. Ahora el trabajo por excelencia de los gobernantes es la simulación. Más importantes que los asesores políticos y económicos, lo son los asesores de imagen, publicidad y mercadotecnia.


Así se hacen hoy en día los gobernantes en México, mientras las realidades locales, regionales y nacionales se hacen pedazos.


Ni los boletines gubernamentales disfrazados de “reportajes” y “notas periodísticas” logran cubrir la crisis económica: en las principales ciudades del Chiapas real empiezan a aparecer y a crecer la indigencia y los “trabajos” más marginales. La pobreza que parecía ser exclusiva de las comunidades rurales empieza a crecer en las zonas urbanas del sureste mexicano.
Justo como en el resto del territorio nacional.


¿Parece que estoy hablando de la política de arriba a nivel nacional y no local?
Ah, los fragmentos del espejo roto, irremediablemente roto…II. ¿Un epitafio para una clase política o para una Nación?Cuando Felipe Calderón Hinojosa (presidente gracias a la culpa ahora confesa de Elba Esther Gordillo), se disfraza de guía turístico para que a México no sólo lleguen policías y militares norteamericanos, se asoma al Sótano de Las Golondrinas, en Aqusimón, San Luis Potosí, y exclama un “¡Oh my god!” (http://mexico.cnn.com/nacional/2011/08/17/calderon-promueve-destinos-turisticos-en-el-programa-the-royal-tour), bien podría decir lo mismo si se asoma al pozo en el que el país se ha sumido durante su mandato.


Según las estadísticas reveladas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) el número de pobres en México pasó de 48.8 millones a 53 millones. Casi la mitad de la población mexicana vive en condiciones de pobreza. Casi 12 millones de personas están en condiciones de pobreza extrema.


Y si uno revisa los mapas de la misma CONEVAL, podrá darse cuenta de que las manchas de pobreza, antes privativas de los estados del sur y sureste de México (Guerrero, Oaxaca, Chiapas) empiezan a extenderse a los estados de norte del país.


Los precios de los productos básicos se han duplicado y triplicado durante este sexenio.


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